Muere el cielo bajo tus pies,
la muchedumbre duerme,
desconfiada, encerrada en casa.
El Ángel desciende, entra
en tu castillo y te muestra la infinitud.
Descolocado mueres en vida
y resucitas sabio.
La tierra despierta a la vida.
El legado se pudre en la antesala,
las ciudades se recogen trémulas.
Bajó Satanás o su hermano Santo.
No sirve ya la indefinición, el posponer.
Tu moneda surca el aire
y responde por tí
sino te avanzas a su reposo.
La dulzura del valle es implacable.
El pasado no puede cambiar.
Sólo queda el presente y el futuro.
No hay trampa posible.
Tu destino eres tú.